Pasarás tres días en un entorno natural y sereno. Nos reunimos en el silencio, en el sonido y en el movimiento — para recordar lo que la mente olvidó, pero el cuerpo siempre supo.

A través de la respiración, los viajes sonoros y el tacto consciente, creamos un espacio seguro donde abrirnos, sentir y dar lugar a lo que lleva tiempo esperando dentro.

No se trata de arreglar. Ni de cambiar. Sino de encontrarnos con ello, desde la ternura.

El sonido se convierte en nuestro compañero — una vía para ablandar, para escuchar, para regresar hacia dentro. Desde los círculos de gong hasta las meditaciones con cuencos. Exploramos todo el espectro del sonido — con la voz, el tambor, las campanillas y las vibraciones que atraviesan el cuerpo.

El Viaje Sonoro se convierte en una travesía interna profunda — sostenida por la frecuencia, el aliento y la presencia silenciosa.

Nos movemos a través del breathwork — prácticas guiadas que ayudan al sistema a calmarse y te traen de nuevo al momento presente. Una forma suave de encontrarte con lo que hay, desde la amabilidad.

Exploramos prácticas somáticas — movimientos conscientes que invitan a enraizarte, a despertar la escucha corporal, a reconectar. Se te invita a seguir tu propio ritmo. A moverte si tu cuerpo lo pide. A descansar si lo necesitas.

Creamos espacio para que el cuerpo hable y sea escuchado.
Para que tu sistema se ralentice.
Para aterrizar — por completo, con seguridad y a tu propio tiempo.

Deambular. Tumbarse. Simplemente ser.
Tal vez des un paseo por el jardín, escribas en tu diario o respires en silencio. Nadie espera nada de ti.
Bajamos el ritmo — juntos — sin metas, sin exigencias.

Eres bienvenidos. Tal como eres.
Con todo lo que cargas, buscas, sueltas o anhelas encontrar.
Con tu silencio. Tu aliento. Tu presencia.
Para tu esencia.

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