Los sonidos de estos instrumentos ancestrales te envuelven como olas — suavizan, liberan, reequilibran.

A medida que los gongs vibran en el espacio, algo se va soltando dentro. Las tensiones ceden, la energía se acomoda, y cuerpo y mente empiezan a respirar de nuevo, en sintonía.
Tal vez vengas a descansar. Tal vez a sentir. O simplemente a dejarte tocar por el sonido.
Este baño de gong es una pausa. Un regreso.

Pero el viaje va más allá del descanso. El gong toca lo que no siempre se nombra — emociones que estaban esperando, recuerdos que vuelven suaves, mensajes que no necesitan explicación.
A veces surgen lágrimas. A veces calma.
Solo deja que se mueva lo que se tenga que mover. No hay nada que entender. Es una travesía hacia dentro.
Un recorrido lento por capas de sensación. De emoción.
Donde la quietud se mezcla con el sentir.
Y cada sonido te acompaña de vuelta a ti — al ritmo de tu respiración, vibración tras vibración.

Estarás acompañado por un equipo de facilitadores y spaceholders que sostienen el espacio con presencia y cuidado.
La sesión puede acompañarse en inglés, neerlandés o francés — como te resulte más cómodo.

Solo hace falta que vengas tú. Con una esterilla cómoda, una manta, un cojín.
Y al final, compartiremos una taza de té y bebidas frescas —
para aterrizar suave, antes de volver al mundo afuera. Las plazas son limitadas. Si sientes el llamado, te recomendamos reservar con antelación.